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Rete dei Comunisti
La huelga escolar de dos días explota en una contingencia política que estabiliza el gobierno y restringe los espacios constitucionales para la representación política democrática. Seguramente estos datos podrían afectar en términos de participación a aquella parte de los trabajadores (en particular los maestros) pertenecientes a una clase media (empobrecida) que sigue mirando principalmente al Partito Democratico (todavía capaz de tener un armamento teórico-cultural sobre la escuela, aunque sea la vanguardia de los “modernizadores” salvajes, desde Berlinguer hasta la Buona Scuola di Renzi) o al M5S (cuya retórica sobre la casta ha demostrado una capacidad de penetración profunda en la ideología de estos y otros sujetos sociales).
Pero la realidad no sólo está hecha de contingencia política, y muy pronto se medirá por la capacidad de gestión del Recovery Fund y del MES, es decir, la consolidación de la integración política y económica de la UE, en una situación de crisis sanitaria mundial y con la posibilidad, que las clases trabajadoras pagarán caro más adelante, de romper las limitaciones de gasto y acceder a un plan de intervención pública en la economía que no se había visto desde hace varios decenios: inversiones que beneficiarán la acumulación de capital y ciertamente no garantizarán los derechos sociales.
¿Qué tiene que ver la escuela con todo esto? Intentemos decirlo en una serie de puntos que han sido objeto de nuestro trabajo de análisis, propuesta teórica y política durante algún tiempo:
1) El modelo de escuela que se ha establecido en los últimos treinta años es el resultado de la adaptación forzada de los sistemas de formación al proceso de integración europea, a la crisis de valorización del capital, a la ruptura del vínculo entre la escolarización y la promoción social colectiva, a la explotación de enormes áreas de trabajo público (como la escuela y la sanidad), al objetivo declarado de alinear la cadena de formación con la cadena de producción, a la generalización de la digitalización, a la enseñanza de las competencias como traducción metodológica de estas necesidades con respecto a la formación de “gorilas entrenados” adaptada a esta fase del modo de producción capitalista.
Es necesario razonar sobre este modelo y sobre su superación, en una perspectiva de transformación global de la sociedad. El sistema escolar por sí solo no produce ninguna superación, si no hay una transformación social global, pero no hay superación que no tenga en cuenta la escuela como un aparato ideológico en el que se construye el sentido común, junto con otros, y se produce un choque hegemónico en la función del conocimiento como instrumento de escape de la subalternidad.
2) La gestión de emergencias y la planificación del año escolar ponen de manifiesto la ausencia de una gestión centralizada dentro del mundo escolar y el fracaso de la autonomía de la escuela, que ha forjado el mundo escolar sobre el modelo distorsionado de competitividad, característico del mercado. No se trata sólo de culpar a la ministra Azzolina, sino de verificar (escuela por escuela si fuera posible) hoy y en los próximos meses hasta qué punto una situación absolutamente extraordinaria como la de Covid, sin embargo, pone de manifiesto los límites del sistema y de la organización social (dentro de la cual se encuentra la escuela), en los que la privatización por un lado, y la gobernanza destinada a construir un sistema escuela-empresa integrado por otro, no tienen respuestas capaces de ofrecer una planificación y una atención a los intereses colectivos. La inversión en espacio y personal que las fuerzas sindicales y estudiantiles que promueven 24-25 están reclamando, la restauración de los médicos escolares, y muchas otras afirmaciones sacrosantas, sólo son posibles dentro de un modelo de estado que no es ese Profit State (hoy en una nueva versión en la forma pero no en el propósito) de la que hemos estado hablando durante mucho tiempo.
La reflexión sobre el modelo educativo debe enmarcarse dentro de una reflexión sobre el modelo social y estatal y tiene que ver con la planificación de las políticas económicas, sociales, culturales y educativas.
3) El lado subjetivo. La crisis de Covid19 no sólo ha puesto en tela de juicio un modelo económico y social, sino que ha comenzado a socavar en varios puntos los dos pilares ideológicos asumidos o impuestos a las generaciones más jóvenes, y obviamente relacionados entre sí: la competencia y el individualismo.
La ausencia de perspectivas, la distancia forzada de los lugares habituales de vida (aulas, gimnasios, pasillos, etc.) dentro de las escuelas, ha producido y sigue produciendo (incluyendo máscaras, entradas escalonadas, espaciamientos, restricciones y disciplina forzada) entre los estudiantes una ampliación del ángulo visual desde el que mirar a la escuela y a la sociedad en su conjunto. Comenzamos a pensar en el significado y la adecuación de ese lugar, en su posible función, en las perspectivas que tiene que abrir. En estas condiciones las perspectivas son para unos pocos, el futuro es una incógnita, el miedo una constante. El modelo no funcionó antes, pero ahora la historia que se está contando tampoco funciona. Esta condición vincula las reivindicaciones inmediatas y los objetivos generales: si lucho por los espacios o por una didáctica diferente, si lucho contra la alternancia entre la escuela y el trabajo (ahora “vías de competencias transversales para la orientación”), tarde o temprano llego al nodo del trabajo. Salgo del detalle de mi condición específica y me propongo objetivos de transformación social.
Es necesario entonces dar aliento a las luchas: la reorganización del movimiento estudiantil, de la perspectiva política de su conexión con el mundo del trabajo, la apertura de una nueva temporada de luchas ligadas al mundo de la precariedad y del trabajo pobre; todo esto es lo que no es ritualista sino que debe construirse y cimentarse en la organización de una fase en la que será posible realizar un importante trabajo político en los sectores de la formación.
Habrá tiempo y forma de profundizar y compartir este esquema de razonamiento en contacto directo con profesores, trabajadores de la escuela, estudiantes, padres y familias.
El éxito de las dos jornadas organizadas por Osa, Usb, Unicobas, Cub, Cobas Sardegna, y otras organizaciones políticas juveniles es un punto importante de protagonismo y de verificación inicial del posible terreno de conflicto de los que quieren trabajar, para retomar una de las consignas que veremos en la plaza, para formar un mundo diferente.