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Organizzazione giovanile comunista Cambiare Rotta
Reajuste de nuestras declaraciones y posiciones sobre la instalación de centrales nucleares de fisión en Italia que, en las últimas semanas, han reavivado y luego alimentado la polémica.
Cingolani, ministro de Transición Ecológica del Gobierno de Draghi, dijo en un acto de Italia Viva que los ecologistas radicales chic son peores que la catástrofe climática porque no entienden que hoy existen nuevas tecnologías para producir energía limpia mediante fisión nuclear y sin quién sabe qué residuos radiactivos.
Las primeras reacciones vinieron de los partidos: mientras el PD se limitó a calificarla de polémica equivocada y el M5S expresó tímidamente su oposición pidiendo una reunión con Cingolani (por otra parte, después de abandonar tantas causas como la del No Tav, tiene poca credibilidad en el frente medioambiental), la Lega por su parte apoyó el proyecto e incluso propuso construir una central en Lombardía.
Como organización que considera el ecologismo anticapitalista como un plan estratégico de lucha e investigación, no podíamos dejar de situar estas aperturas en un marco mucho más amplio que hace tiempo que empezamos a analizar y que tiene que ver con toda la maniobra de transición ecológica auspiciada por la Unión Europea y asumida por el gobierno a escala nacional.
De las críticas a la re-propuesta de la energía nuclear que hemos publicado y representado en la calle en las últimas semanas, queremos subrayar la crítica a la actitud de un ministro que, ante (como él mismo dice) una catástrofe hacia la que “vamos disparados”, es incapaz de proponer un plan de acción creíble y, por tanto, alimenta su retórica con visiones que aún no son concretas.
Según admitió (tras las críticas), “no podríamos hacer nada nuclear hoy, porque tenemos un referéndum que dice no a las viejas tecnologías y las nuevas aún no están en marcha”. Entonces, ¿qué sentido tiene plantear la cuestión? Nos limitamos a señalar que no se trata de declaraciones espurias, sino que preceden a una serie de actos de preparación de la conferencia sobre el clima PreCop26, dos de los cuales están dedicados íntegramente a publicitar la energía nuclear como alternativa a los combustibles fósiles.
El hecho es que estas aclaraciones no cierran el asunto ya que:
– la propaganda de lavado verde de muchos actores de la transición (gubernamentales y no gubernamentales) dentro de la comunidad científica y entre los jóvenes no se detiene;
– Todavía no hemos asumido nuestro pasado nuclear: los residuos producidos hace 30 años siguen esperando ser almacenados de forma permanente (y esto no es sólo un problema nuestro)
En definitiva, se trata de un tema en el que tenemos todo el interés en mantener un alto nivel de atención, no con el fin de cultivar la tradición de la “izquierda del no”, sino porque es una cuestión que nos obliga a plantear preguntas políticas, que incluyen pero van más allá del cálculo de la reducción de las emisiones y se refieren directamente al modelo de desarrollo que pretendemos apoyar si queremos que la humanidad no sucumba.
Para nosotros, considerar la ciencia como comunista significa, en primer lugar, preguntarnos qué prioridades impulsan el progreso, a quién beneficia y a qué precio. Significa reconocer que la ciencia no es neutral: es decir, que si bien sus resultados son universalmente válidos, la dirección de la investigación está indicada por intereses determinados por las relaciones de poder dentro de la sociedad (que, por el momento, están todos en contra de nosotros). Es por ello que los momentos de análisis profundo de las razones científicas para rechazar la fisión nuclear no tendrían sentido sin una crítica más amplia de la “estafa ecológica” que supone la reproposición en salsa verde del modo de producción capitalista, que ha demostrado ser incompatible con los límites físicos de este planeta; y por eso, por mucha curiosidad científica que tengamos por los avances en el campo de la fusión nuclear, debemos reconocer que (a pesar de los titulares de prensa sobre el nuevo imán de ENI) está muy lejos de ser una realidad, y hay que invertir el rumbo ahora, no dentro de 20 o 30 años.
Las plazas en las que participaremos y hemos participado (desde el FFF el 24/09 hasta la protesta en PreCop26 el 2/10) junto con la iniciativa que organizamos en Bolonia y el próximo debate que se celebrará en el Politécnico de Milán serán momentos en los que construir una contranarrativa y prácticas concretas de lucha contra la transición propuesta por el gobierno, compuesta por un lado de propuestas vagas y por otro de acciones muy concretas destinadas a reprimir las luchas ambientales históricas (como el NoTav y el NoTap) para perseguir el fortalecimiento del polo europeo y complacer los intereses de las multinacionales de la energía.