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OSA – Opposizione Studentesca d’Alternativa
Con el siguiente documento de convocatoria pretendemos dirigirnos a los estudiantes que se han movilizado en toda Italia para construir una alternativa a la barbarie del presente, empezando por las escuelas. Como OSA – Alternativa Estudiantil de Oposición – hace unas semanas, el 19 de febrero, lanzamos nuestra Asamblea Nacional “En marcha hacia el Asalto al Cielo: ES TIEMPO DE ORGANIZARSE” para los días 2 y 3 de abril en Roma, como un momento de asamblea para la reflexión, el debate y el relanzamiento de la iniciativa política tras el importante ciclo de movilizaciones estudiantiles que han atravesado nuestro país en los últimos meses, viendo a nuestra organización como protagonista y parte activa. En aquel momento, no podíamos prever que las tensiones iniciales en la frontera ruso-ucraniana se convertirían, con el inicio del ataque ruso el 24 de febrero, en una guerra de tal magnitud, con un efecto tan impetuoso y desestabilizador para todos, especialmente para nosotros los estudiantes. Aunque todavía no podemos conocer el curso futuro de los acontecimientos, está claro que la guerra de Ucrania marca un antes y un después en la línea recta de la historia y que los acontecimientos y los cambios en la realidad dependerán de este acontecimiento no para los próximos meses, sino para los próximos años.
En resumen, nos encontramos ante un pasaje de importancia histórica, en el que la realidad está cambiando y que debemos comprender si no queremos ser aplastados por los acontecimientos de esta realidad en movimiento. Por lo tanto, la Asamblea Nacional de abril adquiere una importancia aún mayor que antes y una centralidad absoluta para poder hacer frente a los retos a los que nos enfrentamos los estudiantes. Y es precisamente a los estudiantes a quienes nos dirigimos: a partir de este documento de convocatoria -que proponemos como base para la reflexión y el debate- ¡construyamos la Asamblea Nacional de la OSA desde los territorios!
Por otro lado, el hecho de que los estudiantes podamos ser protagonistas de la sociedad y de su cambio se ha demostrado concretamente en los últimos meses. El 6 de octubre, con la ocupación del Instituto Rossellini de Roma por parte de los alumnos del centro junto con la OSA, seguida inmediatamente por los institutos Albertelli y Ripetta en los días siguientes, se inició un ciclo de movilizaciones estudiantiles inédito y original respecto a los de años anteriores. A partir de esas ocupaciones iniciales en Roma promovidas con nuestra organización, la movilización estudiantil se fue extendiendo como un reguero de pólvora: primero en Roma, con más de 60 escuelas ocupadas, seguidas por Florencia y Turín, y luego Bolonia, Pisa, Catania, Venecia, Milán, Cosenza, Pistoia, Livorno y Viterbo. Posteriormente, la muerte de Lorenzo Parelli y Giuseppe Lenoci, nuestros contemporáneos, durante unas prácticas escolares, y las posteriores movilizaciones que se produjeron marcaron un antes y un después en ese ciclo de luchas: En primer lugar, en la extensión nacional que alcanzó la protesta; en segundo lugar, en la elevación del nivel de conflicto y de las reivindicaciones políticas de los estudiantes (la Abolición del Trabajo Escolar Alternado, punta de lanza de nuestro modelo de escuela corporativista) y, finalmente, en la atención que conseguimos arrancar en el panorama político general del país. También hay que señalar que, a pesar de los momentos significativos en las calles, los miles de estudiantes que ocuparon las escuelas no salieron a la calle, de ahí el carácter inédito en comparación con los movimientos estudiantiles clásicos, que se caracterizaban y expresaban su contenido político a través de las movilizaciones callejeras.
En la participación y construcción activa de este ciclo de luchas, pudimos constatar la centralidad e importancia de la Organización, que se expresó a través de varios aspectos:
1. En primer lugar, en el trabajo de análisis realizado a lo largo de los años sobre las tendencias del modelo escolar, que nos permitió comprender la dirección que tomaba nuestra Escuela y anticipar la aparición de contradicciones generadas por ella. Sin este importante trabajo de organización, no sólo nos habríamos visto privados de una visión de nuestro modelo de escuela y de nuestra propuesta alternativa, sino que ni siquiera habríamos podido comprender la rabia que llevó a los estudiantes a ocupar tantas escuelas. De hecho, desde hace tiempo, analizando las reformas de la enseñanza pública y los próximos pasos decididos por el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia, ya habíamos intuido que la escuela estaba a punto de perder hasta el último resquicio de función social que le quedaba, convirtiéndose en una institución totalmente adversa a las necesidades de emancipación individual y colectiva de los alumnos. En base a esto, rompiendo con la tradición clásica de la izquierda estudiantil de la “defensa” de la escuela pública, decidimos que era el momento de poner en marcha nuestra propia iniciativa política contra esta escuela y así, en agosto de 2021, redactamos nuestra plataforma reivindicativa, llamada “Romper la jaula de la escuela” precisamente para indicar esta elección. Las movilizaciones estudiantiles que estallaron poco después registraron el enfado de los estudiantes no tanto por los problemas específicos de sus propias instituciones, sino por el descontento y la aversión a la Escuela en su conjunto. Gracias al análisis realizado por la organización, pudimos comprenderlo inmediatamente, identificar las consignas apropiadas y elevar el nivel de conflicto a un nivel de confrontación superior, el del modelo escolar, que ahora está plegado de facto a las necesidades de los particulares y de la explotación capitalista.
2. En segundo lugar, en la capacidad de coordinar las luchas de las escuelas individuales, uniéndolas y conectándolas a un plan general y nacional que las haga ir más allá de su reducción específica. Si bien es cierto que la lucha de los estudiantes fue desencadenada por la oposición al sistema escolar en general, hay que señalar que las movilizaciones espontáneas se basaron inicialmente en un plan de lucha “interno”, a menudo en oposición a sus propios directores de escuela, que, por razones tanto organizativas como políticas, no pudo conectarse con otras escuelas. La presencia de la Organización, por otra parte, permitió no sólo relacionar las luchas de las distintas escuelas entre sí, sacándolas de su ámbito específico y fortaleciéndolas, sino también elevar el nivel del conflicto, haciendo comprender a los estudiantes la importancia de oponerse directamente al MIUR, al gobierno de Draghi y a la escuela corporativa querida y construida por instrucciones de la Unión Europea y los intereses de nuestra burguesía continental. Esto ha favorecido la ampliación de las luchas en otras escuelas y otros territorios, unidos por la oposición al enemigo común. Desde que nuestra Organización nació en Roma, en 2018, hemos decidido apostar por el nivel organizativo nacional y evitar ser un simple colectivo o coordinación ciudadana. Hoy podemos decir que esta apuesta, llevada a cabo con el compromiso y la dedicación de los militantes de la OSE, aunque todavía no ha tenido pleno éxito dado el limitado tamaño de nuestra joven estructura, ha dado sus frutos, hasta el punto de llegar y dar espacio y protagonismo fuera de las grandes ciudades metropolitanas.
3. En la capacidad de relacionar a los estudiantes con otros sectores de la sociedad en lucha. Desde nuestros inicios, siempre hemos entendido nuestra organización como estudiantil pero no estudiantilista, es decir, aunque esté compuesta por estudiantes, nunca ha limitado su actividad política únicamente a las cuestiones escolares. En base a ello, hemos buscado y establecido un sólido vínculo organizativo con la Unión de Sindicatos de Base, como una propuesta moderna y creíble de sindicalismo de clase y conflictivo. La relación con los sectores laborales organizados permitió sacar las luchas estudiantiles del aislamiento, aportando ejemplos de lucha y consiguiendo ampliar la visión de nuestra generación al marco global de la sociedad. Esta relación no sólo nos ha beneficiado a los estudiantes “corporativamente”, sino todo lo contrario: nos ha permitido ejercer una función política general en la reanudación del conflicto en el país, permitiéndonos transmitir nuestra rabia y carga conflictiva a los diferentes sectores que están sufriendo esta crisis. Este es también un objetivo que nos propusimos al nacer, que hemos perseguido y que ha dado sus frutos: pensamos que hoy la apuesta subjetiva que hay que hacer es estructurar un vínculo sinérgico y duradero entre estudiantes y trabajadores. Esta alianza fue capaz de impulsar el movimiento de clase en nuestro país en el siglo XX y hoy, ante la crisis del capitalismo y del modelo de desarrollo occidental, debe reconstruirse prioritaria y dialécticamente respecto al nuevo contexto histórico, social y político.
Estos son sólo algunos de los aspectos que demuestran la importancia de la Organización y su fuerza potencial como instrumento para cambiar la realidad, como vanguardia consciente capaz de impulsar la ira espontánea que en los últimos meses ha estallado entre los estudiantes. Pero esto no es suficiente.
La guerra a la que nos enfrentamos muestra todos los límites de un sistema en el que, durante 30 años, las potencias occidentales sólo han pensado en reproducir su propia supremacía a costa de los pueblos, fomentando la guerra para sus propios intereses imperialistas. Mientras las industrias bélicas ven dispararse sus beneficios, la crisis social se agrava y pesa aún más sobre los hombros de los sectores populares. Al mismo tiempo, la crisis medioambiental hace estragos, acercando a la Tierra a un infarto ecológico, y nuestro polo geopolítico, la Unión Europea, al invertir en la energía de fisión nuclear, nos aleja cada vez más de una solución real del problema, que sólo es posible en un sistema en el que la prioridad no es el beneficio privado sino el bienestar de la comunidad. Por otra parte, la pandemia ha demostrado que sistemas sociales y económicos como el cubano, en el que el derecho a la salud, a la escolarización, al trabajo y a una vida digna se han situado siempre en el centro del desarrollo del país, han demostrado no sólo ser más receptivos a la crisis sanitaria, sino que han sido capaces de imponer la urgencia de una Alternativa integral, con la perspectiva internacionalista de un pequeño país que, sin embargo, ha enseñado al mundo entero que la paz y la cooperación entre los pueblos pueden convertirse en la norma de las relaciones internacionales, que es posible enviar “médicos y no bombas”, como decía Fidel Castro.
Frente a este sistema arruinado, que nos obliga a un futuro sangriento de miseria, la necesidad de un vuelco total del modelo de desarrollo vuelve a ser central. Lo que se necesita, aquí y ahora, es un nuevo Asalto al Cielo hacia el que podamos marchar.
En este sentido, lanzamos la convocatoria para construir juntos la Asamblea Nacional de la OSA desde todos los territorios de Italia:
– Convoquemos momentos de debate y confrontación no sólo sobre la base de este documento, sino también sobre todas las cuestiones que afectan a nuestra generación.
– Recogemos los testimonios, las experiencias y las opiniones de los alumnos de nuestras escuelas sobre la situación actual, para que la Asamblea Nacional sea un momento en el que la realidad que vivimos cada día surja como base fundamental para construir un contraataque.
– Elaboremos razonamientos, propuestas y todo lo que podamos aportar a la Asamblea Nacional y colectivicemos, para enriquecer el debate y desarrollar aún más el trabajo político: la Organización es el producto de su mente colectiva, que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de desarrollar sin cesar.
Este documento que dirigimos a los estudiantes en lucha de toda Italia no es una formalidad ni una invitación al mero debate intelectualista. Por el contrario, este llamamiento, que abre una fase de reflexión y razonamiento hacia y más allá de la Asamblea Nacional, implica una toma de conciencia y una responsabilidad por parte de todos los que pretenden aceptar el reto propuesto: el de la Organización y su construcción, el del desarrollo de una mente y un cuerpo colectivos con los que actuar en la realidad.
Los que tengan el valor de aceptarlo sabrán dónde encontrarnos. En marcha, “por un camino escarpado y difícil, sujetando nuestras manos con fuerza”, hacia el nuevo Asalto al Cielo.
2-3 de abril de 2022 – Roma