| english | español | français | italiano |
Para una campaña política nacional
Rete dei Comunisti; Cambiare Rotta – organizzazione giovanile comunista; Opposizione Studentesca d’Alternativa (OSA)
Con las elecciones del pasado octubre en Brasil, que dieron el triunfo a Lula por un estrecho margen, se cerró un ciclo electoral que comenzó en octubre de 2020. La sorprendente victoria del MAS en Bolivia -tras el golpe contra Evo Morales en noviembre del año anterior- y el éxito del Gran Polo Patriótico en Venezuela en las elecciones a la Asamblea (celebradas unas semanas después) marcaron un cambio de fase.
Desde entonces, la geografía política de América ha cambiado radicalmente, con una segunda oleada de presidentes progresistas elegidos en su mayoría por variadas coaliciones de izquierda – tras las experiencias de finales de los 90 y principios de los 2000 – , sin que la derecha oligárquica haya desaparecido del paisaje político del continente, ni los intentos de injerencia del imperialismo occidental. Los cambios a los que estamos asistiendo a nivel político son el resultado tanto de la dinámica objetiva del Modo de Producción Capitalista en el desarrollo del mundo multipolar, como de pulsiones subjetivas que han encontrado un vector adecuado con el que cambiar las relaciones de poder entre clases a favor de las clases subalternas.
La victoria de Luis Arce en la primera vuelta de las elecciones bolivianas, lograda con una gran participación popular, demostró -en octubre de 2020- que era posible cambiar las tornas a pesar del clima de terror que reinaba entonces en el país, y derrotar a la derecha de Fernando Camacho, recientemente detenido por sus prácticas golpistas.
Una situación similar a la que se produjo posteriormente en Honduras en noviembre de 2021 con la elección de Xiomara Castro tras una docena de años de políticas neoliberales aplicadas por un régimen narcomilitar, satélite del imperialismo estadounidense. Honduras, no sin dificultades, pudo retomar el camino emprendido por Manuel Zelaya en 2006 y brutalmente interrumpido por el golpe de Estado de 2009, cuando fue depuesto y expulsado de su país.
La victoria electoral en Venezuela demostró entonces -en noviembre de 2020- que se podía consolidar un proceso político, a pesar de los efectos del embargo al que fue sometido el país y de los repetidos intentos de EEUU y la UE de deslegitimar el proceso electoral.
Una situación en cierto modo similar a la de la Cuba socialista, sometida al bloqueo durante más de 60 años, o a la de la Nicaragua sandinista.
Como escribimos en su momento, hablando de los resultados electorales en Venezuela: “las urnas sancionan la resistencia del proceso boliviano, proyectándolo hacia adelante, con un posible ‘efecto volante’ para esa nueva ola progresista que, bajo distintas formas, se está afirmando en América Latina: Argentina, Bolivia y Chile, así como para aquellas luchas en Perú y Guatemala que cuestionan los legados de un neoliberalismo moribundo”.
En aquel momento, a pesar de las medidas impuestas por la pandemia, estábamos llevando a cabo un ciclo de iniciativas virtuales en varias ciudades a través de la campaña política “América: entre el socialismo y la barbarie”, que pretendía dar voz a las razones de un continente -en primer lugar Cuba y Venezuela- que no se plegaba al destino diseñado por EEUU y la Unión Europea.
El proceso que se ha desarrollado desde entonces ha sido absolutamente “no lineal” y ha estado plagado de obstáculos, como demuestran los diversos intentos de golpe de Estado, en su mayoría derrotados -pero a veces victoriosos-, por la “vía judicial” o mediante los tradicionales intentos de desestabilización manu militari por parte de EEUU y sus oligarquías continentales aliadas.
A veces, como en el reciente caso de Perú, las tramas golpistas se han revestido de una fachada de aparente legalidad sólo para dar lugar a un auténtico baño de sangre contra los opositores: casi 50 personas asesinadas poco más de un mes después del derrocamiento de Pedro Castillo, elegido en el verano de 2021.
Pero incluso en el plano electoral, no todo fue como la seda.
Un primer revés llamativo fue sin duda la victoria de Guillermo Lasso en Ecuador en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, frente al aspirante de la alianza progresista Unión por la Esperanza (UNES) Andrés Arauz, ello a pesar del considerable apoyo popular y del éxito en la primera vuelta.
Entre los primeros en felicitar a Lasso, que sucedió al “traidor” Lenin Moreno, se encontraban dos presidentes destinados a acabar en el basurero de la historia tras ser presionados por poderosos movimientos sociales: Iván Duque para Colombia – el último hombre del uribismo – que fue sucedido el verano pasado por el ex guerrillero Gustavo Petro, y Sebastián Piñera, que fue sucedido por Gabriel Boric – un antiguo líder estudiantil – que ganó en la segunda vuelta de las elecciones en diciembre de 2021, para asumir el cargo en marzo del año siguiente.
Una segunda parada fue – junto con las elecciones para la renovación “parcial” del parlamento argentino en noviembre de 2021 – el rechazo por referéndum de la nueva constitución chilena en septiembre del año pasado.
***
En noviembre de 2021, estuvimos entre los promotores de un llamamiento unitario a la iniciativa política del lado de América Latina: “América Latina es una esperanza para la humanidad”, que nació también del impulso de las exitosas movilizaciones contra los intentos de desestabilización urdidos en Cuba por los anticastristas y apoyados, también en nuestro país, por los fascistas cubanos.
Este recurso comenzó afirmando que: “la solidaridad con los procesos de emancipación en América Latina debe convertirse en un eje central de la iniciativa política de las fuerzas comunistas, progresistas y sinceramente democráticas de nuestro país”.
En los meses transcurridos desde entonces, hemos sido fieles al espíritu de aquel llamamiento promoviendo y apoyando -junto con varios compañeros latinoamericanos- iniciativas para enfrentar y apoyar estos procesos de emancipación a los que se opone un entramado de poderes locales e internacionales, como nos muestran los recientes casos de Brasil, Perú y Bolivia.
Es evidente que se está configurando un mundo multipolar y que el continente latinoamericano podría convertirse de nuevo en un ejemplo de desvinculación, o de mayor autonomía, del imperialismo euroatlántico. Un continente que podría estar a la vanguardia de los logros avanzados en políticas sociales y medioambientales y de la expansión de los derechos individuales -y de la paz- para todo el planeta.
Por eso, como Rete dei Comunisti, Cambiare Rotta – organizzazione giovanile comunista y Organizzazione Studentesca d’Alternativa (OSA) queremos promover en las próximas semanas una serie de reuniones e iniciativas para apoyar políticamente estos procesos progresistas de transición y luchar contra los intentos de aniquilarlos.
Somos perfectamente conscientes de que el apoyo a América Latina debe construirse de la forma más amplia y unida posible, y de que es necesario encontrar momentos cualificadores de confrontación y de iniciativa común a nivel nacional.
¡Con Nuestra América y contra sus enemigos!
Contra el imperialismo euroatlántico
Por el socialismo del siglo XXI
15 de enero de 2023
CREDITS
Immagine in evidenza: Dia del guerrillero heroico
Autore: Elena Serrano (Ospaaal); 8 ottobre 1968
Immagine originale ridimensionata e ritagliata
.