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Cambiare Rotta
A principios de junio, los órganos de decisión de la Unión Europea darán los últimos pasos para aprobar la inclusión de la energía nuclear de fisión en la taxonomía verde, la lista de fuentes consideradas sostenibles y que deben ser financiadas para la llamada transición ecológica.
En los últimos meses, el debate europeo en torno a la energía nuclear ha cobrado fuerza aprovechando los niveles climáticos críticos alcanzados debido a un modelo de desarrollo insostenible desde todos los puntos de vista: humano y medioambiental. Pero ha sido la reciente precipitación de la guerra en Ucrania la que ha revelado la verdadera necesidad de las clases dirigentes europeas, a saber, la necesidad de reducir cuanto antes la dependencia energética del exterior, ante un mayor impulso de la electrificación, para poder resistir el choque en la era de la hipercompetencia multipolar evocada por Von der Leyen en su discurso sobre la Unión en septiembre.
También con esta idea, pero en un contexto de guerra abierta, los líderes europeos indicaron los días 10 y 11 de marzo pasado en la cumbre de Versalles los tres objetivos estratégicos para lograr una Europa de poder. Una de ellas es la autonomía energética, con la definición del “REPowerEU”, un plan que elaborará la Comisión Europea a finales de mayo.
Es necesario construir una oposición a este proyecto belicista y anti-climático, lanzamos un llamamiento a todas las fuerzas sociales, sindicales, políticas y del movimiento para construir juntos un camino que, partiendo de la importante movilización con motivo de la huelga mundial por el clima del 25 de marzo, nos lleve a una manifestación nacional el domingo 22 de mayo ante la central nuclear de Caorso, un lugar simbólico en la historia del movimiento antinuclear de este país que en 2022 – treinta y dos años después del cierre de la central – verá el inicio del desmantelamiento del reactor.
La razón es que gran parte de las fases de extracción y procesamiento del uranio están cubiertas por el secreto militar y, por lo tanto, no es posible evaluar su impacto en las emisiones de forma transparente. Asimismo, en lo que respecta al CO2 producido por el proceso de desmantelamiento, no se dispone de datos seguros hasta la fecha y no los tendremos hasta dentro de una década, cuando los países más vinculados a la energía nuclear comiencen a desmantelar efectivamente sus centrales. En este sentido, la pesada herencia que deja la fisión nuclear nos la enseña la historia de nuestro país: en Italia, desde 1987, año del primer referéndum contra la energía nuclear, el proceso de desmantelamiento de los cuatro reactores italianos sólo se ha completado en un 30-40% y Sogin, la empresa que gestiona las centrales nucleares italianas, primero repercutió los enormes costes de las obras en nuestras facturas de la luz y luego entró en administración. Hoy se acerca la resolución sobre el Depósito Único Nacional de Residuos Nucleares, pero si se sigue gestionando como un S.P.A., sólo producirá daños medioambientales y mecanismos de decisión antidemocráticos.
El belicismo porque: La energía nuclear civil también tiene otra cara, la militar. La tecnología de enriquecimiento puede producir uranio enriquecido a más del 90% para las bombas, por lo que obtener el control de la tecnología nuclear significa tener materiales adecuados para la producción de armas nucleares. Las bases americanas en nuestro territorio en Camp Darby y Sigonella y los aeropuertos militares de Aviano y Ghedi contienen armas nucleares de varios tipos. Y es precisamente desde todas estas bases desde donde se están enviando actualmente armas a Ucrania, fomentando así un conflicto en el que la amenaza atómica está a la vuelta de la esquina.
Ante la insostenibilidad de un modelo de producción que devora el presente y destruye el futuro, como organización juvenil comunista sentimos la urgencia de construir una acción práctica contra el nuclearismo, aprovechando el legado de las luchas pasadas que han prohibido la industria nuclear en Italia y actuando con rapidez, cerca de las decisiones institucionales. Para ello, necesitaremos todas aquellas fuerzas intelectuales, sociales y políticas que son fundamentales para luchar contra la deriva ecocida y belicista a la que nos conduce este sistema: la manifestación de Caorso de finales de mayo es un paso importante en esta dirección.