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Entrevista con Marta Collot, candidata a la alcaldía de Potere al Popolo en Bolonia.
Nos encontramos en el cierre de esta campaña para las elecciones municipales en Bolonia. ¿Cómo valora la campaña electoral de Potere al Popolo?
Definitivamente, es positivo. Aparte de la cantidad de votos que se obtengan, creo que hemos conseguido representar en estas elecciones las voces de los que no tienen voz en esta ciudad.
Queda mucho trabajo por hacer, pero podemos estar satisfechos porque en una competición que estaba dormida por la evidente victoria del PD, hemos planteado contradicciones que evidentemente han dejado huella. Permítanme dar dos ejemplos. En el mitin de Salvini en el barrio obrero de San Donato, nuestra contramanifestación dio voz a los residentes cansados de la explotación, y esta voz fue cubierta por todos los medios de comunicación. En la céntrica Piazza Verdi, nuestra asamblea sobre las necesidades de los jóvenes, celebrada con los compañeros de Cambiare Rotta, recibió la respuesta de la propia Liga, que organizó una contrainiciativa literalmente de la noche a la mañana.
¿Con qué sectores sociales fue más fácil el diálogo sobre la propuesta de Ciudad Pública y con cuáles más difícil?
Quizá el diálogo más natural sea con los jóvenes. Aunque muchos de ellos no viven en Bolonia, los problemas de alquiler y precariedad laboral se suman a los problemas de los jóvenes, lo que hace necesario que nos comuniquemos directamente, independientemente de la posibilidad de votar. La más difícil es con los suburbios abandonados por la política oficial. Ocurre que nos reciben con el clásico: “Sois valientes por presentaros sólo a las elecciones”, pero podemos ser consecuentes en nuestra ruptura con el mundo del PD
En su ciudad, ¿qué significa plantear la visión alternativa de una Ciudad Pública? ¿Con qué intereses materiales entra en conflicto abierto?
Es precisamente ese mundo de la EP el que siempre ha gobernado Bolonia y ha formado un sistema cerrado. No se trata sólo del PD, sino también de las bandas de caciques disfrazadas de cooperativas, de los sindicatos cómplices y de las fundaciones.
Hace unos días tuve una reunión con la Alianza de Cooperativas Italianas, que nos proponía su documento programático. Puedes imaginar sus caras cuando dije que el objetivo es internalizar todos esos servicios públicos en los que las “cooperativas” basan su negocio.
Registramos las quejas habituales sobre el hecho de que no hubiera una lista “única” de izquierdas para las elecciones municipales. ¿Por qué no fue posible?
Siempre hemos evitado suscitar polémicas públicas, pero creemos que se ha visto la diferencia en cuanto a la intensidad de la campaña, los referentes sociales y la actitud de la calle. No nos gusta la presencia de más de una lista “comunista”, pero sabemos que una lista “unitaria” que no actúa porque siempre está enfrascada en diatribas internas es ciertamente peor.
Después de las elecciones viene una huelga general, la del 11 de octubre. ¿Cómo han interactuado estas dos fechas en su acción política?
La construcción de la huelga general fue una vertiente de nuestra campaña. Prácticamente todos los días ganamos a las estaciones de cercanías y a los centros de trabajo.
Llevar a cabo esta parte de la campaña no es sólo una cuestión de voluntad política, la fragmentación del trabajo hace que no se trate sólo de limitarse a las proverbiales “puertas de la fábrica” (¡que hay que hacer, y nadie piensa ahorrarse el trabajo de levantarse para ir al primer turno!), sino también de encontrar comedores y restaurantes que reúnan a los trabajadores para comer. Al igual que en el ámbito electoral, el centro-izquierda ha creado un desierto de desconfianza en el ámbito sindical. La ruptura con la complicidad sindical es un elemento sobre el que construir la credibilidad.
En su opinión, ¿qué deja esta experiencia electoral en cuanto a la sedimentación social del Potere al Popolo en su territorio?
La asamblea de Potere al Popolo sale de esta campaña electoral con más compañeros activos en más barrios. Allí donde ya estábamos presentes, hemos reforzado nuestra presencia y nuestros vínculos con las realidades del territorio. En otras zonas, como San Donato, que estaba en el centro de la campaña de seguridad habitual, estuvimos presentes a título individual, conseguimos organizar iniciativas políticas y también actuamos como megáfono de las preocupaciones de una parte de ese barrio.
Salimos de esta campaña con más diálogo con las clases trabajadoras de Bolonia. Y con la conciencia de que a partir del día siguiente a las elecciones habrá mucho trabajo por hacer.